Ha sido un autentico placer poder conocer Segovia (llevábamos mucho tiempo queriendo visitarla) de la mano de Cristina. De camino de Madrid hasta Segovia nos fue contando muchísimas cosas, historias, anécdotas y, una vez allí, Cristina ya había preparado el paseo para que pudiéramos descansar más o menos a la mitad y después de reservar en el restaurante donde hemos comido el mejor cochinillo de nuestra vida. Se lo hemos recomendado a todos nuestros amigos.
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